Cita con mi escritora

Pedí a mis Escritoras Peligrosas que esta semana escribieran un hechizo/invocación/oración/bendición en clave poética para compartir en la última clase del año. Aprovechando un precioso día de sol en Madrid me he acercado a mi trocito de río Manzanares con un sándwich, a tomar vitamina D y a componer mi plegaria poética.
Toca sanar una herida creativa y estas palabras mágicas para poner el lazo a 2022 contribuirán a ello seguro.
La calidez sobre la cara, el sosiego de la hora de la comida, el graznido de las gaviotas sombrías y las voces de la gente que pasa por la ribera me dan sensación de verano y de playa, aunque nada quede más lejos del diciembre de mi ciudad.

El viaje de la heroína: oscuridad

Encuerpamos el mito de Inanna, que en otoño e invierno —cuando, en la noche del tiempo, la tierra recupera su fuerza para florecer en primavera y verano— desciende al inframundo para morir y revivir. Este es el viaje de la heroína, un mito que tiene miles de años y poca cabida en un mundo de producción constante y apego por la luz de la razón que no permite detenerse en lo desconocido, en la oscuridad del misterio.
Pero cuando nos rompemos, sentimos una tristeza profunda, pasamos por un duelo, una ira, una vergüenza, lo que sea, estamos en un momento de iniciación en nuestro viaje cíclico, estamos siendo hijas de Inanna.
A las puertas del solsticio, hago recuento de bendiciones y heridas en mi querido cuaderno y me preparo para lo que venga.

Selah

Selah. Párate y escucha.
Se lo digo a mis escritoras cuando se olvidan de su autoridad interior y entonces lo recuerdo yo.
Nosotras sabemos. Sabemos. No hace falta que nos lo diga nadie.
Selah para no desconectar de nuestro instinto, de esa sabiduría que pasa antes por el cuerpo que por la mente.
Selah para llevar a cabo nuestro cometido, que es la justicia poética. Imaginación literaria para cambiar el mundo y para sanar.
Sanar para que se terminen con nosotras los legados de amnesia instintiva y nuestras hijas reales o simbólicas puedan heredar lo salvaje despierto.
En mi meditación diaria suelo escribir. Pero hay días en los que solo cierro los ojos y me deslizo por mi respiración. Entonces es cuando siento ese selah. Párate y escucha.
Ya lo tenemos todo para ser. Ningún cuerpo es insuficiente.
Selah y una mañana más, crear de la nada algo.
La imaginación al poder.