Mutismo selectivo

El día que Tanya me escribió algo en un papelito, me hice la desinteresada porque sabía que así, llamaría mucho más su atención, que si la miraba a los ojos y le respondía con interés. Fingí no interesarme demasiado por aquella niña, mi vecina rusa y me metí el papel en el bolsillo del uniforme escolar, bajé la mirada y entré en mi casa.
En el papel ponía: “¿Tienes hermanos?” Desde el hall acristalado, ya dentro de casa me giré y la miré. Ella seguía de pie en la calle, con su cara de campesina pobre, venida a más. Le dije que sí con la cabeza y ella caminó despacio sonriente, como Michael Jackson haciendo el “moonwalking” hasta llegar a la entrada de la mansión, que es como papá, mamá y mi hermano Guille llamaban a la casa de enfrente.Sigue leyendo «Mutismo selectivo»

Escribir y sanar

Sano porque escribo y escribo porque sano.
Mi nuevo proyecto de escritura, al que dejo ser y convertirse en lo que necesite, me está enseñando que una no sana solo en el presente. También sanamos hacia atrás, por todas esas que fuimos y por otras que no pudieron. Y por supuesto, hacia delante, con vistas al futuro, para dejar este legado que son nuestras historias, nuestras vidas que no se quedaron sin contar.
Sanar es un círculo.
Escribir es soñar lo que nos sueña.
Escribir es hacer arte probándolo todo, atreviéndose a todo, logrando belleza y a veces fracasando, pero fracasando también hacia delante.
Escribir es mirar hacia arriba, como todo lo que tiene que ver con el amor.